En los últimos tres años, la vida laboral ha cambiado más rápido debido a la transformación de las organizaciones hacia la digitalización y los confinamientos que hubo por la pandemia, los cuales aceleraron la adaptación del trabajo remoto, por lo que este año, en la celebración del Día del Trabajo, las organizaciones públicas y privadas deben reflexionar en los cambios que deben aplicar para responder a los desafíos actuales y futuros.
Para los sectores privado y público, es importante comprender el contexto que atraviesa el sector laboral en el mundo, en México y en particular en su realidad inmediata, pues no pueden, simplemente, pasar por alto las exigencias de los trabajadores.
Así, deben comprender en qué situación está el mercado laboral y hacia dónde va conforme a la tendencia que se presenta con las diferentes generaciones de personas laborando en un mismo sitio.
De acuerdo con un estudio de LinkedIn, en promedio 2 de cada 3 colaboradores de entre 18 y 24 años consideran activamente cambiar de empleo; situación que es menos drástica en personas de entre 45 a 54 años, las cuales 4 de cada 10 piensan en dejar sus actuales puestos.
Esta problemática se acentuó definitivamente en México luego de la pandemia y con más miembros de la generación Z, personas que nacieron entre 1996 y 2010, integrándose a las filas laborales.
Esta población económicamente activa se sumó a las empresas en un contexto sui generis de confinamientos o bajo modalidades de actividades remotas o híbridas, lo que ha hecho a estas personas exigir esas opciones, en una nueva normalidad.
A esto se suma la inconformidad con los salarios estancados y la pérdida de poder adquisitivo situado en un contexto de alta inflación que ha derivado, no sólo en el aumento de la canasta básica de alimentos, sino de servicios en general, la renta de vivienda y aún más, en mayores dificultades para la adquisición de una bien duradero como un inmueble o un automóvil.
En el Día del Trabajo, los líderes de las organizaciones deben apuntar a esta nueva realidad que, incluso, le presenta retos inmediatos como la pérdida productividad que ha documentado el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, así como los costos por la alta rotación de personal.
Pero ya es probable que los líderes consideren algunas solicitudes de los trabajadores a nivel general. Un estudio de la misma plataforma digital, indica que 43% de los trabajadores se van porque quieren encontrar mejores compensaciones económicas; en tanto otro 37% quiere encontrar un balance entre sus vidas profesionales y personales.
No obstante, las investigaciones dentro de las empresas deben enfocarse para encontrar una respuesta particular, pues no hay un medicamento general que resulte exitoso.
Desde Bonda la recomendación es realizar un diagnóstico interno sobre la problemática que enfrentan los colaboradores y sus niveles de estrés, y a partir de ahí, dar soluciones en concreto.
En la actualidad, el problema se puede abordar desde un concepto nuevo, que es el salario emocional, y que tiene dentro de sus pilares la flexibilidad laboral y prestaciones que generen un lazo entre la firma y cada colaborador como son actividades o cupones empresariales de descuentos más allá de las puertas de sus empresas.
Lo que es un hecho es que hay que actuar y diseñar propuestas integrales para nuevas contrataciones y para los colaboradores existentes. A problemas reales, soluciones importantes.
El hecho es que, en el Día del Trabajo, las empresas y los colaboradores tienen un espacio obligatorio para el autoanálisis en busca de mejorar la vida laboral, creando un balance que genere certeza y tranquilidad a las personas, así como estabilidad a las empresas en medio de desafíos económicos y sociales latentes.
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